jueves, 3 de noviembre de 2011

Finales abiertos


De nuevo me encuentro aquí, ante el espejo tipográfico que es el blog, exprimiendo mi escaso intelecto para expresar mi enredado laberinto… y hoy el de alguien más.
Se llama Danae y su apellido es Dorcas, aunque todavía no lo sabe. Su, por ahora, corta vida –de casi 14 años- le ha llevado por muchas aventuras, cada cual más peligrosa que la anterior, y a día de hoy, se siente como Frodo cuando acabó con El Anillo. Con muchas experiencias en tiempo récord y con la sensación de que su vida ya no tiene más sentido, ahora que su mayor cometido ha acabado bien. “¿Y ahora qué?” se pregunta. Durante casi dos años, ha hecho amigos y enemigos, una nueva familia incluso. Ha ganado y ha perdido; ha luchado y ha huido, ha reído y llorado… y sin embargo es y no es al mismo tiempo.
En este tiempo, he vivido con ella todas y cada una de esas emociones y sensaciones, y ahora… tiene un final abierto, que casi puede decidir por sí misma, aunque en el fondo soy yo quien decide su camino… Es como un cuadro sin acabar, que dicen que así sigue vivo. Un cuadro acabado ya no tiene vida, creo que decía Turner. Y aunque ella sigue teniendo 14 años, su gran historia ha acabado, pero al mismo tiempo tiene toda una vida por delante… Sin duda, seguirá viva en la memoria de todos quienes le han conocido, y sobre todo en la mía, claro está. A pesar de todo, vuelvo a sentir esa pequeña ausencia, siento como que la he perdido, veo como se aleja de mí y como ya no necesita de mis ideas y mis reflexiones para tomar decisiones… Es mi hija, y hasta ahora una de mis mejores creaciones. No es la primera, ni es la primera vez que me siento así, pero con ella, y este desenlace tan ambiguo, no sé si me invade más la incertidumbre o la tristeza. En parte debe ser duro alejarte de algo que has creado tú mismo, sea cual sea su final. He visto morir y he visto matar a muchos, pero siempre con la ira y/o la curiosidad de qué pensarán sus dioses y verdugos cuando deciden su final y saben que ya no estarán más. La clave, supongo, es no pillarles cariño –aunque aseguro no debe ser algo fácil-.
Danae sigue viva y sigue adelante… y creo que merece una buena compensación. Una buena historia para darse a conocer, para que los demás le conozcan y lean todas esas aventuras cargadas de emociones, y así, cuando llegue el principio del final… o el final del principio, sean muchas personas la que la recuerden y así, ser muchos finales abiertos, y cada lector, le pondrá delante un nuevo camino y/o una nueva meta, a libre interpretación -como los cuadros abstractos- y así, de una manera u otra, estar viva por siempre jamás.
¿Queréis conocer su historia?