sábado, 26 de octubre de 2013

No hay mal que por bien no venga

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí aquí hasta el día de hoy, en la que vuelvo a dar señales de vida inteligente. En este lapso de tiempo de casi dos años han habido cambios en mi vida, momentos buenos y malos, y de todos he aprendido, y la frase que da título a la entrada es la que mejor explica cómo estoy aceptando los cambios, sobretodo los malos, para verlos desde una perspectiva más positiva.

Para resumir acabé la carrera de bellas artes aunque con un año de más; cuando acabé me decidí a entrar en un módulo de costura y llegué tarde por uno o dos minutos, lo que desencadenó que me planteara venir a estudiar a Barcelona arte gráfico, donde estoy desde el año pasado. He compartido piso con una amiga que ya no lo es; he conocido gente nueva, buenas personas algunos, otros conflictivos. He estado alejada de mi pareja y lo sigo estando, llevando una relación a distancia; y he aprendido muchas cosas de mi campo artístico, otras de la convivencia, y muchas otras que hacen que me conozca más a mi misma. Y de todo puedo decir que he sacado algo bueno. De lo bueno, es obvio que se adquieren buenos recuerdos y sensaciones, aunque eso demuestre también que esperas siempre algo bueno, pero esperar... no está bien. Pero de lo malo, mucho más.

En septiembre di un paso que cambió muchas cosas y que durante meses ha sido un efecto dominó de sensaciones, experiencias, conflictos y descubrimientos. Me he dado cuenta que inconscientemente todos esperamos de los demás, e incluso esperamos más de las personas cercanas y eso depara decepciones. Esperar es una carga, para ambas personas: para ti, cuando no llegan a las expectativas, y para la otra persona que se siente bajo el peso de cumplir con lo que se espera de ella.

Mi caso fue mutuo, ambas personas nos decepcionamos, y es más fácil cuando convives sin conocerte demasiado. Yo no me conocía como compañera de piso, no sabía que iba a reaccionar de "x" o "y" manera bajo ciertas situaciones, ni a esa persona le conocía suficiente para saber cómo reaccionaría ella bajo situaciones conflictivas. Era mi amiga, le conocí mejor en esos 9 meses, para bien y para mal. Disfruté de su compañía cuando todo iba bien, pero como es normal, en la convivencia no iba a ir todo bien siempre. Y finalmente nos conocimos, y nos dimos cuenta que esa persona no es la que creíamos que era, porque en vez de abrirnos a conocernos sin esperar, nos decepcionamos esperando que iría todo bien. Somos humanos, somos personas con sentimientos y había estima entre nosotros por eso esperábamos y por eso acabó peor.

Pero ante esa experiencia tengo que dar gracias por haber disfrutado de lo bueno y aprender de lo que no salió tan bien. Cuando no pude inscribirme en Valencia por los pelos, pensé que tal vez fuera una señal, y lo fue. Esta persona buscaba compañero de piso en Barcelona y mi pareja me impulsó a venir a seguir estudiando aquí. Si no se hubiera dado el caso del piso, no estaría aquí. Debo dar gracias a la suerte,al destino,o lo que sea por que haya sido así.
Gracias a las malas experiencias me he conocido, conociendo mejor mis defectos para ahora, en una nueva convivencia, aprender de mis errores e intentar no volver a caer en ellos. He aprendido a tomarme las cosas así,que gracias a un paso en falso el siguiente es más firme. Ahora valoro más mi propia persona, cuando soy capaz de ver mis virtudes detrás de mi defectos -muchos que antes no veía-. Ha aumentado mi orgullo y también me ha torturado durante un tiempo, lo que demuestra quién soy y por lo que llevo toda la vida luchando ser. He conseguido tragarlo, he puesto mi humildad en una bandeja para acabar siendo humillada... y no solo no me arrepiento, sino que me siento orgullosa y puedo decir que estoy tranquila ahora. He aprendido mejor el concepto de amistad, y gracias a ello puedo valorar mejor a quienes tengo conmigo. He aprendido lo importante que es cuidar de ellos, estar ahí para lo bueno y para lo malo más todavía. La importancia de hablar y solucionar los conflictos internos, que hacen una relación más fuerte y duradera. He aprendido que de todo hay en el mundo, que no importa con quien te cruces, sino cómo, por donde y con quien decidas seguir tu camino.

Y todo esto, lo he aprendido en un año de forma "intensiva", pues son conocimientos que se adquieren poco a poco, pero que a veces se ponen de manifiesto de golpe. También me he dado cuenta que me queda mucho por aprender y que de todo se aprende. puesto que si solo en un año he pasado por tanto y he podido empezar a ver las cosas de otra manera... Con todos los años que me quedan, la vida será toda una biblioteca.

Hay que aprender a aprender y darte cuenta de verdad, que toda pequeña acción, que cualquier pequeño cambio, es un giro en el camino, o una nueva encrucijada de cambios. Y durante ese camino hay que disfrutar de cada buen momento y no preocuparse de los malos, puesto que no hay mal que por bien no venga, porque os aseguro que es así. No hablo de que lo "bueno" que hay detrás es la lección de aprender, sino que vienen mejores cosas después, a consecuencia, y si eres capaz de verlo, entonces, ya sabes que has aprendido la lección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario